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Swinging” la fantasía y la complicidad en pareja.
Cuantas veces nos sentimos que hemos perdido el deseo de mantener relaciones sexuales con nuestra pareja, sobre todo si eres mujer.
Mantener una relación de pareja a la antigua, ósea que yo para ti y tu para mí y con eso ya lo tenemos todo hecho, funciona un tiempo hasta que la falta de deseo nos separa.
Llámale aburrimiento, monotonía, conformismo, etc.
¿Como lo solucionamos?
Si tu pareja es celoso o celosa, puedo asegurarte que tienes ante ti un gran reto, si lo que intentas es salvar o mantener esa relación y que vuestro amor dure y lo que dure, dura!
Si puedes sentarte y con paciencia, exponer que, compartir sexo no es perder al otro porque, el otro no es tuyo y que solo es prestado, mientras permanezcas en este mundo material, Solo entonces si lo comprende y acepta, habrás avanzado y podrás disfrutar de un sexo y una complicidad suprema.
¿Ya es un sí?
El intercambio de parejas es escandalosamente adictivo, y más si tu pareja está involucrada en el proceso y le pone morbo al asunto.
Emprender esta aventura con otras parejas que piensan parecido o igual a ti, que puedas, Compartir viajes, cenas, fiestas y cama, es una experiencia que abre tus alas y rompe con el prototipo de relación convencional, pones en marcha la curiosidad y la imaginación erótica comienza a rodar por tu mente.
¿Tienes el poder de imaginar?
Ves a ese hombre tan apuesto, en ese viaje en barco, donde ya sabes de antemano que todos los viajeros son parejas swinging.
Él está tomando el sol e imaginas como se acerca a la barra y te pide conversar, se presenta y hace el gesto de querer conocer a tu pareja.
Mi pareja a distancia hace el gesto suave y cómplice de que aprueba esa reunión.
Quedamos para cenar los cuatro, acto seguido, nos sentamos y mi pareja comienza a ronronear conmigo, percibo sutilmente, que le gusta esa mujer "la pareja del apuesto hombre". retiro mi pie del zapato de tacón y voy acariciando el tobillo de mi pareja y subiendo por su muslo, freno en la cremallera de su pantalón, que suavemente la rozo una y otra vez.
Cierro un momento mis ojos como tomando un respiro y veo como ese apuesto hombre se agacha para recoger su servilleta la que acaba de caerse y comienza a subir sus dedos por mis piernas hasta llegar a mis braguitas.
Con un gesto ingenuo se reincorpora a la mesa, la complicidad es absoluta y el deseo se vuelve apetito sexual.
¿Nos vamos a la cama?
Ya es el momento de decidir, si pasamos a la acción o el juego ha finalizado.
Lo hablamos entre los cuatro y parece que hay acuerdo.
Solo habrá un tabú los hombres no tendrán relaciones entre ellos, por lo demás dejaremos que la emoción nos lleve.
Estoy preparada para descubrir que hay otras manos que me tocan, otros labios que me besan, y otro pene que me penetra.
Hoy quiero y deseo ir más allá del rol convencional.
¿Y tú has pasado a la acción ya?