Cada noche en la madrugada me despertaba, y sigilosamente me iba a la habitación contigua a la mía, mi marido que dormía profundamente, parecía no enterarse de nada.
Aun así no estaba dispuesta a que con cualquier ruido pudiera despertar, aunque la respuesta ante la situación ya la había estudiado y calculado.
Mi necesidad de ir al ordenador, y contactar con mi amigo de larga distancia era más fuerte que el miedo a ser descubierta.
Recuerdo que comenzamos a chatear a primeros de año, tres meses era mucho tiempo ocultando una infidelidad, aunque nuestros encuentros eran online no dejaba de ser pecaminoso a los ojos de mi entorno, y mi mente una jungla llena de lujuria indomable.
El, ese desconocido se hacia llamar “el amo”, y como cada noche me esperaba a la una en punto de la madrugada, hora que ansiaba impaciente que llegara. así que, como un rallo encendía mi pc y juntos por video llamada conectábamos con nuestros bajos instintos sexuales.
A través de la pantalla me penetraba con su mirada, me forzaba a abrir mis labios para meterme sus dedos, y a veces su pene, eso lo hacía cuando notaba que mi voz se entrecortaba, con solo una mirada ya sabía en cada momento lo que yo necesitaba.
Mis manos buscaban el hueco entre las bragas y mi pubis, suavemente se deslizaban buscando mi pequeño, redondo y suave clítoris. Mientras sus ojos se clavaban en mi mirada, sentía la necesidad de pertenecerle, y así poco a poco fui sometida a sus mas perversos y morbosos caprichos.
Levántate me dijo, y no toques lo que yo no te permita!! su voz parecía una orden la cual cumplía sin rechistar, me incorpore, y delante del ordenador me dijo: Inclínate y como castigo arrodíllate y escribe que solo harás lo que yo te mande, tu ya no tienes voluntad pues esa me pertenece a mí.
Así que escribí:
Haré en todo momento lo que mi amo me indique y el amo me exigia, continuo con su petición. Pellizca tus pezones y utiliza las pinzas de tu pelo, con cuidado, coloca una en cada pezón.
Tal y cómo ordeno el mandato cumplí, sentía dolor, y al mismo tiempo placer, eso me estimulaba y me dejaba preparada para el siguiente nivel de excitación. Continuó....Levanta tus piernas y colócalas encima de la mesa abiertas, con la pantalla en medio, y ahora coloca dos pinzas mas, una en cada labio de tu vagina. En ese momento la sensación de angustia y desconcierto asomaba por mi mente, sin más obedecí, y al unísono una excitación surgió en todo mi cuerpo. Luego me ordeno con voz firme, acerca la mano y coge una regla de plástico, entonces mire a mi alrededor y vi una que utilizaba mi marido para su trabajo, ahora golpea suavemente tu clítoris y a cada golpecito cierra los ojos prosiguió, yo obedecí, y a cada impacto la excitación fue en aumento, hasta tal punto que sin que pudiera evitarlo tuve un orgasmo intenso, mi flujo salió disparado contra la pantalla llenando el espacio de corrida femenina.
Rápidamente baje la pantalla del ordenador, me sentía avergonzada de que un extraño entrara en mi mente de esa manera, tocara mi cuerpo y controlara mis sentimientos. Al cabo de unos días busque por internet que era un amo, y la búsqueda me llevo al
descubrimiento del bdsm. Bondage, dominación, sumisión y masoquismo. Mi mente pedía volver a conectar, imaginaba yo su
sumisa y a ese alguien “mi amo” que me esperaba al otro lado de la pantalla.