De Sexo Vainilla a Bdsm 3ª parte.
Mi Dom, (
mi amo), cada noche soñaba con EL y de día mi mente le añoraba, yo le pertenecía a EL y el a mí.
Estaba preparada para vernos al chasquido de sus dedos, de cumplir sus deseos por el simple hecho de hacerle feliz y también porque EL me lo daba todo, conocía mis partes más oscuras y me dejaba ser yo, en mis silencios, en mis miedos y eso hacia que me sintiera amada, dominada, atada, sometida.
Era la hora de la comida y como de costumbre, bajaba al comedor, donde las cocineras preparaban un menú exquisito, solo tenía dos horas para comer y relajarme antes de reincorporarme a mi trabajo, pero ese día, sentí como mi corazón se apretaba al leer los mensajes de mi amado Dom.
mensaje recibido a las 10 de la mañana: Quiero verte a las 14 horas de este mediodía, ven a la habitación del hotel ***que esta a 2 calles de donde trabajas, estarás lista a las 14:30 horas, firmado DOM.
Ya eran las 15 horas y había leído el mensaje tarde, no tenía tiempo pues entraba a trabajar en el turno de tarde, y pensé.. luego escribo y se lo explico!!
Toda la tarde pensando que había desobedecido mi orden, hasta las 19 horas en que apresuradamente cogí mi bolso, y como un rallo corrí hacia la puerta para hablar con El.
Me había llamado varias veces y ahora temía su reacción, mi inseguridad me hacia pensar en mi falta, ya había incumplido una norma.
Le escribí, me excusé, me lamente, y esa tarde no obtuve respuesta alguna, me estaba castigando por mi incumplimiento de contrato, desesperadamente le jure y le prometí que no volvería a pasar, todos los mensajes leídos y sin contestar.
Y así tres largos días con sus noches en vela, al cuarto día viernes a las 10 horas, un mensaje de respuesta: Hoy no falles, te espero en la sala de castigo a las 20 horas ****, no fallaré, mi Dom, allí estaré.
Sin dejar de pensar en lo sucedido y preparada para el encuentro, salí corriendo, delante de mí, con la mirada fijamente clavada en mis ojos, me acompaño con sus brazos hacia la sala que había alquilado para la sesión, me temblaban las piernas, mi corazón acelerado escuchaba los fuertes golpes que daba al caminar, con sus zapatos de suela de cuero.
Ya en la
sala de bdsm, me colocó una cinta negra de cuero al rededor de mis ojos y me dijo, "te daré un azote por cada hora que he esperado por ti, y por cada azote me darás las gracias por mi paciencia, te mereces el castigo por tu insolencia y por no obedecer a mis ordenes".
Me levanto las faldas, y sin quitarme las medias ni los zapatos comenzó a golpear mis nalgas, cada vez más fuerte.
Percibía su fuerte respiración y su excitación tras cada latigazo. Al principio me gustaba, me excitaba, pero cuando pasaban los minutos, me hacia daño.
El sonido se oía en toda la sala, alguna de las cuerdas golpeaba mi coño, que ya estaba dolorido, los golpes eran cada vez más violentos y sin poder aguantar más le dije ROJO por favor, llorando de dolor.
EL castigo era excesivo, y la distancia mental entre mi amado DOM y yo era kilométrica.
Aprenderás que las ordenes son para cumplirlas!! Replicó.
Me bajo las faldas y sin decir más, se marcho.
Allí me quede llorando como una niña, sola ante la humillación, y el dolor que me había causado.
Ese contrato incumplido me había dejado las nalgas al rojo incandescente, y mi alma abandonada a su suerte.
Mi Dom, perdóname le escribí, no volverá a suceder.
firmado A:A
Continuará..