Aún recuerdo esa primera cita, aún recuerdo esa emoción de miedo y al mismo tiempo, de ansia por comenzar a vivir los mejores momentos
sexuales y morbosos de mi vida.
Solo tenía en mente esa palabra segura, ROJO..., esa era mi vía de escape ante el temor a lo desconocido.
DOM era un caballero, de esos galanes que enamoraba tan solo verlo, si pronunciaba mi nombre A.A mi cuerpo temblaba de amor, mezclado de lujuria en estado puro.
Ven, me dijo!! siéntate en mi regazo, tímidamente me senté, y DOM suavemente metía sus dedos entre mis faldas y como si fuera un latigazo, soltaba y agarraba la goma de mis braguitas, al poco rato mis labios vaginales temblaron al unísono del chasquido.
Agarró con su mano un paquete, y acto seguido dijo: Probaré contigo, mi nuevo látigo, está especialmente diseñado para ti. Era un látigo de color negro, con el típico olor a cuero, esa esencia penetraba en mi, como un extraño presagio de placer y tortura, subida al clímax infinito.
DOM golpeaba con su látigo suavemente mis nalgas, a la vez que decía: Siente, entre este espacio de silencio el aire que roza tu piel, respira tranquila, y observa la emoción del siguiente chasquido.
Era una orden para mí, y obedecí, el tiempo se paraba al compás de su látigo y mi mente pedía más, que no pare!!, que siga!!.
Pero el sabía excitarme, jugaba con mis tiempos, con mis emociones, y yo me dejaba llevar.
Comencé a temblar y mis piernas separadas, apoyadas en un potro se abrían cada vez más, comenzaba a tener mi primer orgasmo, me permitía sentir la corrida que venía como un torrente de fuerte, y a la vez, suave como la brisa del mar. Sin apenas tocarme, lograba que mi cuerpo, mi mente, y mi alma, le obedecieran, yo ya era su juguete.
Pasaron cinco minutos en los que DOM no actuaba, solo percibía, y veía su silueta, allí a un metro de distancia, sentado en su trono dorado.
Un chasquido agudizó mis oídos, y mirando de reojo observaba como se enfundaba lentamente unos guantes de látex negros.
Uf!!, que ansias de saber, de adelantar el tiempo, yo ya estaba preparada para la siguiente prueba.
En ese mismo instante se incorpora, y se dirige a un estante donde, múltiples artilugios colgaban de una pared, y de entre cientos de juguetes, elige una porra negra y gruesa.... se acerca lentamente y la coloca entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris, luego haciendo un largo recorrido por mis nalgas y nuevamente golpea mi clítoris, suavemente diez veces, si te portas bien y obedeces tendrás más regalos, pero si te portas mal te castigaré y te ataré, y rogaras para que te preste atención, para que te mire y juegue contigo.
Mi pregunta para ti;
Te vas a portar como la sumisa que eres, y me brindarás tu tiempo, en mente, cuerpo, y alma, totalmente las 24x7 horas del día?.
y una promesa de A.A para DOM, el cual yo como tú sumisa acepto.
Firmado A.A